Rumbo a un México posible


Jorge L. Velázquez Roa

@JorLuVR

 

Hace unos días cayó por fortuna en mis manos el libro “Un México posible, una visión disruptiva para transformar a México” escrito por José Antonio Fernández C. y Salvador Alva G., ambos reconocidos empresarios y respectivamente presidente del Consejo Directivo y presidente del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Escrito de manera sencilla y clara, el libro contiene esencialmente una propuesta sobre cómo transformar nuestro país para integrarlo al club de países desarrollados.

En tiempos dominados por campañas electorales caracterizadas por la superficialidad, la falta de contraste de ideas y propuestas viables, de noticias falsas y descalificaciones, este libro me pareció una bocanada de aire fresco, ya que lejos de enfocarse en los problemas y en lo negativo que tenemos como sociedad -sin por ello dejarlos de reconocer- presenta una estrategia general de lo que deberíamos de hacer para potenciar todo lo positivo que tenemos. En otras palabras, me pareció un libro motivacional e inspirador, que nos transmite la sensación de que tenemos todo lo necesario para hacer de nuestro país un mejor lugar para todos; solo requerimos de una estrategia bien definida que parta de una visión de mediano-largo plazo para volverlo realidad.

“Un México posible” no pretende ser un libro académico, por el contrario, es un libro que plantea una estrategia, inspirada en la experiencia empresarial de sus autores, para ponerse en práctica a nivel de país. Para ello utiliza cifras e indicadores que ponen a nuestro país en perspectiva en relación con otros países, pero también en relación con la evolución humana y el proceso de desarrollo mismo. No parte de un diagnóstico de nuestra situación como tal sino de la constatación de hechos y realidades, sustentados en datos duros, a partir de los cuales se puede empezar a construir una nueva realidad al pasar de una economía basada en la manufactura a una basada en el conocimiento. Al tratarse de una propuesta surgida de empresarios podría pensarse que la propuesta privilegia el aspecto económico, pero lejos de ello, el libro aborda también aspectos como los límites del capitalismo, la necesidad de buscar un desarrollo equilibrado más allá del crecimiento económico, la búsqueda del bienestar colectivo y la felicidad.

La propuesta se sintetiza en un modelo o estrategia de implementación en tres tiempos: 1) definir una visión, 2) establecer una organización, y 3) transformar la cultura. El punto de partida de la estrategia es la definición de una visión, es decir el propósito que se busca, en este caso como país, la cual servirá de guía e inspiración a los miembros de la sociedad, “es una propuesta de valor o una aspiración que genera un compromiso compartido para generar mejores resultados. La visión es una imagen mental, una guía para tomar decisiones que permitan alcanzarla”. Para poder convertir esa visión en una realidad se debe, en consecuencia, adaptar o establecer una organización que soporte y sea compatible con la visión señalada. En este caso, se trata de la organización de la sociedad, pero en particular del gobierno y de su forma de operar. Finalmente, la transformación de la cultura tiene que ver con hacer que el cambio sea sostenible en el tiempo, a través de actitudes, valores y principios compartidos por los miembros de la sociedad.

Para el caso de México, después de un análisis para identificar sus ventajas competitivas o diferenciadores, los autores proponen como visión o “marca país” la frase “México: donde hacemos que las cosas sí sucedan”. Para ellos, esta visión se sustenta en cuatro diferenciadores que la hacen posible (y no ser simplemente una ilusión):

  1. Talento pujante, comprometido y capaz
  2. Un vibrante espíritu emprendedor
  3. Un gran lugar para vivir, seguro y lleno de oportunidades
  4. Un ecosistema amigable para la innovación

Cabe señalar que estas ventajas competitivas no se refieren necesariamente a realidades que ya observemos en nuestro país, sino que son diferenciadores que habrán de trabajarse a partir de diferentes estrategias (ellos proponen cuatro estrategias para cada diferenciador). Por ejemplo, para fortalecer el primer diferenciador, los autores proponen las siguientes cuatro estrategias: 1) contar con una población con una amplia base de conocimientos, habilidades y capacidades; 2) fortalecer una probada cultura de trabajo y servicio; 3) impulsar la meritocracia que permite una movilidad social, y 4) promover centros educativos que generen profesionistas alineados a la nueva economía. De la misma forma, se proponen cuatro estrategias para cada uno de los demás diferenciadores. Con el objeto de traducir estas estrategias en acciones, los autores proponen una serie de indicadores que permitan evaluar y dar seguimiento a los avances, así como hacer, en su caso, los ajustes necesarios.

En cuanto a la organización que soporte esta visión, los autores proponen un gobierno organizado en torno a procesos y no en torno a funciones y jerarquías, y hacen énfasis en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información para evolucionar hacia un gobierno digital. Finalmente, en cuanto a la transformación cultural, los autores proponen una lista de valores a promover compuesta por la amabilidad y servicio; la innovación; la inclusión y la meritocracia; el trabajo en equipo, y la honestidad y el respeto.

Más allá de estar o no de acuerdo con las propuestas específicas de los autores, una de las principales virtudes del libro es que éste invita a la reflexión y al debate en torno a cómo podemos transformarnos y crear un México posible, siempre viendo las cosas desde el lado positivo y de forma constructiva. En este sentido, debería ser una lectura obligada para los actuales candidatos a puestos de elección popular, ya que seguramente podría inspirarlos para la elaboración de sus propuestas de campaña y planes de gobierno.

 

 

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