TEMAS CENTRALES: Trump, un personaje de alta volatilidad


Miguel Tirado Rasso

20 Ene 2017

mitirasso@yahoo.com.mx

La asunción al poder ejecutivo del intolerante Donald Trump, el día de mañana, habrá de quedar registrado como un fenómeno histórico que, sin exagerar, pone en riesgo la estabilidad y la paz mundial. Al menos, así habría que considerarlo, de tomar en cuenta los contenidos de sus comentarios, declaraciones y mensajes, en 140 caracteres, a los que es tan aficionado el futuro presidente de los EUA y que a lo largo de su campaña política y de su período como presidente electo, nos mantuvo en alerta.

Supongo que ni sus propios colaboradores, aun los más cercanos, podrían predecir qué rumbo habrá de tomar su gobierno, más allá de sus dichos sobre promover el empleo local y amenazar con castigar la inversión extranjera en países fuera de la Unión Americana. La idea de un enfrentamiento global, que parece seducirlo, no resulta lo más conveniente para una nación cuyas característica histórica ha sido el intervencionismo, del que se ha servido para consolidar su máximo posicionamiento como gran potencia mundial.

Y es que no se había dado el caso de un personaje público de ese nivel político, allende el Bravo, tan volátil,  para el que la contradicción es parte de su discurso. Aquí algunos ejemplos:

Mientras un día le pareció que el New York Times era “uno de los peores periódicos”, otro día afirmó que era “una joya americana. Una joya mundial”. Del Presidente saliente opinó que era “el peor presidente de los EUA”, “un desastre total,” aunque en otra ocasión afirmó que “era un muy buen hombre”. Respecto a los musulmanes, pidió “la total y completa prohibición” de su entrada a su país, pero otro día comentaría que “sólo había sido una sugerencia.”

Del calentamiento global señaló que era “un total y muy caro fraude”. “Un invento de los chinos”, para después decir “tengo la mente abierta”. De la OTAN, lo mismo la consideró como “una cosa buena”, que la calificó de “obsoleta”. Y qué decir de su opinión sobre su contrincante demócrata, “Conozco a Hillary, y creo que sería una gran presidenta”, declaró una vez, pero pronto cambiaría de opinión para afirmar “la conozco y sería un desastre como presidenta.”

Su perfil contradictorio muestra la poca importancia que Trump le da a sus propias palabras. Sus ajustes oportunistas, que no corrección de sus dichos, son la regla, y con una personalidad así, resulta difícil alcanzar acuerdos o concretar compromisos. El nuevo presidente norteamericano tendrá que someterse a un curso intensivo de ejercicio de gobierno, relaciones diplomáticas, prácticas burocráticas, pero sobre todo, de sensibilidad política, porque ni él ni la mayoría de los miembros de su gabinete tienen experiencia alguna en el servicio público, que desde luego, no se trata de una tarea fácil.

No parece que vayamos a ver, a partir de mañana, a un personaje muy diferente al que nos tiene acostumbrados Donald Trump, con sus impertinencias y ocurrencias, aunque el peso de sus acciones y de sus dichos sí habrá de ser muy distinto, dada la jerarquía del cargo y, eso, deberán hacérselo notar sus asesores, a los que les espera una titánica labor para tratar de convencerlo de la diferencia que existe entre ser presidente de un consejo de administración de una empresa, a ser el presidente de una nación, que, para colmo y preocupación general, es la primera potencia mundial.

El Jefe del Ejecutivo estadounidense no puede lanzar amenazas tan a la ligera, porque siempre tendrán alguna consecuencia. La opinión de Trump presidente, ya no será cosa personal, porque tendrá toda la fuerza del Jefe de Estado, así que deberá moderar tono y lenguaje, para evitar malas interpretaciones y peores señales. Tampoco debe condenar o censurar a todo aquél que no coincida con sus opiniones, porque se va a enfrentar con la mitad de la población de su país que no votó por él.

Menos, supongo, aunque pudiera ser que suene muy conservador, que gobierne vía el tuiter. Que éste sea su mejor y mayor medio de comunicación, en la forma como lo ha venido utilizando: contestando a bote pronto a todos los que le formulan alguna crítica, porque va a pasar más tiempo contestando tuits, que gobernando.

Finalmente, deberá endurecer su piel. Esto pudiera ser muy importante, aunque por su personalidad  le resulte lo más difícil, porque en política y en la vida pública, quien tiene la piel sensible, aquéllos de la mecha corta, tienden a reaccionar sin reflexión y a caer en la intolerancia y en otras conductas inadmisibles para quienes se han auto declarado, históricamente, como los adalides de la democracia.

Previous De oficio reportero: La rápida extradición del Chapo
Next Tormenta invernal y frente frío causarán clima muy frío en noroeste del país