Carlos Ramos Padilla
Zacatecas y sus pueblos mágicos, su sabor de amistad, sus arquitectura y cantera de pecho de pichón. El famoso cierra de La Bufa, se teleférico, su hermosisima catedral, su mina el Edén, el acueducto El Cubo, vamos su encanto. Alejandro Tello es su gobernador y con una población aproximada de poco más de un millón 690 habitantes. Una entidad cargada de minerales, de reputación minera. Sin embargo hoy una de sus “plazas” Fresnillo es asediada por bandas criminales y narcotraficantes que han colocado una alerta permanente. Incluso la estancia del propio gobernador en la administración pública está en entredicho por lo que ahí ocurre. Los traficantes de tóxicos han determinado que Fresnillo sea El Paso natural de su mercancía al norte del país. El pleito y la disputa entre Los Zetas, el. Artel del Golfo y un naciente grupo llamado Los Talibanes
están poniendo en verdadero riesgo la estabilidad de la region. El número de muertos y los enfrentamientos permiten que el turismo merme y la economía caiga. En Zacatecas capital advierten al visitante ir en “tour” y seguir las indicaciones de los prestadores de servicios para no sufrir de un atentado. Zacatecas capital acaba de concluir la semana del Festival del Folclor. Se llenó de color, de fiestas, de amabilidad. El zacatecano es gentil, es cordial. Pero eso contrasta con el cancer que procura el narcotrafico en su geografía. Hablan bien de Amalia Garcia, “supo negociar” como gobernadora subrayan aunque dejó un evidente tufo de corrupción. Pero hoy la situación es distinta y la emergencia por atender a Fresnillo es urgente.