Carlos Ramos Padilla
Mentir deliberadamente en busca del poder presenta unas consecuencias muy graves y más aún lamentables. Montarse en la desgracia económica de los más necesitados y pobres para encumbrarse en el gobierno es absurdo. Hablar de cambios a base de revoluciones, odio a las instituciones y ser antisistema por imagen pública, genera adeptos pero no beneficios. Convertir a los pueblos en asambleas baratas para las decisiones de Estado y sobrevivir insultando y descalificando a los demás presenta hoyancos insalvables. Ser populista y ofertar despensas, bonos y gratificaciones económicas por edad o falta de educación provoca descalabros financieros imperdonables. Y eso ya está ocurriendo y por ello hay mucha violencia. No se confunda, estoy tratando sobre Nicaragua que hoy ya presenta 34 muertos en las protestas contra un presidente como Daniel Ortega que asumió el poder intentado convencer que las guerrillas son la solución a los gobiernos establecidos pero inoperantes. Ya sentados en la silla del gobierno se permiten adecuar cambios constitucionales para perpetuarse en respuesta a una urgente estabilidad que sólo ellos y nada más ellos tienen la facultad de otorgar. La democracia pasa únicamente a través de ellos, la califican o descalifican. Usan a las fuerzas armadas y del orden contra sus opositores. Merman la libertad de expresión y tránsito y convierten a sus comunidades en simples sacos para regalar dinero y mantener al electorado. Y ahí está Venezuela y se suma Brasil y llega el deterioro a Nicaragua. Ortega intento modificar la Ley de Pensiones y obtuvo un rotundo rechazo que ha llevado a ensangrentar sus calles y avenidas. Ya se le olvidó sus griterío como guerrillero, hoy en el trono impone, dicta, aplica. Y ahi está la historia y los testimonios, aquellos que se burlan de los pobres al hacer campaña, quienes usan al populismo como trofeo electoral y aquellos que menosprecian a las instituciones acaban con sus propias naciones al llevarlos al radicalismo y al odio, por supuesto a más pobreza y hambruna. Revisemos, sólo revisemos a la historia.