Carlos Ramos Padilla
Hace seis años, apenas Peña Nieto protestaba al cargo como Presidente de México, en tribuna exclamó Ricardo Monreal su primer falsa aseveración al acusar que en la calle ya están el primer muerto del mandatario. A la distancia, a minutos del sexto y último Informe Mario Delgado, colérico, lejos de dar explicaciones del enorme fraude de la Linea Dorada que representó la administración de su incondicional Ebrard, en tribuna, sin pudor ni memoria, subrayó que se recibía a un país en ruinas, como si se refiriera a la multimencionada Venezuela o lo hoy desangrada Nicaragua. Delgado no recordó que la desaparición de 43 normalistas en Iguala fue durante el mandato del PRD con una pareja ya aprehendida como los Abarca y con sospechas del apoyo de amlo, el propio Ebrard y Ángel Aguirre, hoy impune. El hablo de crímenes y muertes, como si los gobiernos estatales de la izquierda estuvieran exentos del crimen o durante la jefatura de gobierno de amlo se registrara la primer e histórica marcha demandando cese a la violencia, sí, esa expresión que fue calificada por el tabasqueño como de “pirruris” . México es hoy la sexta potencia mundial en turismo, en seis años se crearon 4 millones de empleos, se dio la inflación más baja de los últimos 50 años. Es más el ejercicio democrático sin impugnaciones ni gritos de fraude acaba de concluir. También se recuperó el poder adquisitivo de los salarios y la inversión extranjera alcanzó una cifra récord de 192 mil millones de dólares. Se logró que el número de contribuyentes pasara de de 38 a 68 millones. La composición política se modificó de tal forma que los gritaban “la mafia del poder” hoy incluyen en sus filas a los innombrables. Vamos, al costado del Presidente Peña en el Informe estaban ni más ni menos que Muñoz Ledo y Marti Batres. El desarrollo del sector salud fue exponencial. Se generó beneficios sociales sin propinas ni dádivas populistas. Peña fue consistente entre atacado por las Reformas Estructurales, las mismas que ellos bloquearon y qué hay intentan desaparecer. Cayeron en prisión muchos más corruptos que los que la izquierda ha protegido como “víctimas”. O que en sus filas no está el funcionario que ellos mismos acusaron de asesino y creador de la “caída del sistema”?. En México el Ejército salva vidas como en los recientes sismos y ciclones, no impone toques de queda o persecuciones a opositores como en Sudamérica. Aquí se acabó con el clientelismo o corporativismo electoral, mientras que en países hermanos las presiones políticas exterminan a la libre expresión. Ruinas son las que pueden ocasionar las mentiras y el populismo barato. Escombros pueden generar las ocurrencias y manipulación de los más necesitados además de engendrar discursos de odio que separen y radicalicen a las familias.