Por Raúl Sánchez Carrillo
Si por la noche, 19 camionetas con hombres armados con gruesos calibres entraron a Caborca, Sonora. Ahí, tiraron puertas, sacaron a cinco personas, balacearon a una familia y ninguna autoridad intervino sino hasta después. Si en Fresnillo, Zacatecas hubo balaceras que duraron hasta seis horas, hubo muertos y colgados del puente favorito de los victimarios. Si en guerrero en Quetzaltenango la población civil secuestro a 60 elementos de la Defensa Nacional y los obligó a salir del pueblo sin que nadie hiciera nada para evitar semejante ofensa para los efectivos de la SEDENA con todo lo que el mensaje representa y si en Acapulco hay asesinados en plena Costera y en todos los casos, la policía llega después .
Si la capacidad de fuego de los cárteles del narcotráfico es tan fuerte para aguantar horas de disparar proyectiles de grueso calibre. Si manejan vehículos blindados, si tienen cientos de camionetas la mayoría robadas, si abandonan sin problema chalecos tácticos, armas de grueso calibre, vehículos, droga y dinero.
Y en todo lo anterior, por días, semanas, meses la presencia de halcones, informadores, y la posesión de casas ya sea de seguridad o como bodegas de pertrechos balísticos y dinero, se da y se descubre cuando hay cateos.
En este panorama esta México en donde además el asesinato de 26 periodistas cinco de ellos en los últimos días es motivo de protesta de informadores de distintos medios que se manifiestan en las cámaras de Diputados y Senadores, en el Palacio Nacional y en las calles de Tijuana o de la CDMX, o Tabasco o Guerrero, es constante.
Y a toda esta mezcla se suma una actitud de agresión, de exhibir a periodistas, de arremeter contra un grupo de ellos cuyo trabajo en distintos medios los ha hecho tener fama. De señalar que deben decir cuanto dinero tienen, cuantas propiedades y contratos han recibido o tengan.
Ese es el México que nos ha tocado vivir. En el que el presidente de la República agrede a quienes difieren o critican o exhiben y les dice traidores a la patria.
Por otra parte hay tensión con España por la ´´pausa´´ en la que AMLO puso las relaciones entre ambas naciones. El incidente con Panamá que ha rechazado a un acusado de acoso y violación y con Estados Unidos a los que el presidente de México señala a varios medios de comunicación como autores de un campaña de ataques desde aquel país contra la 4T. Y del vecino del Norte, que canceló la exportación de Aguacate Hass por una llamada que recibió un inspector sanitario de E.U, amenazando su integridad si no aceptaba que un cargamento de aguacate de Puebla.
Nunca en la historia de México, un presidente se había erigido en un agresor de la prensa. Nunca un presidente de México había sido tan poco diplomático con la política exterior de México.
Juzgue Usted.
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