Washington, 16 Feb 2017- Con una marcha y el cierre de decenas de restaurantes, supermercados y comercios, el área metropolitana de Washington se sumó hoy a la jornada “Un día sin inmigrantes”, en protesta contra la política migratoria del presidente Donald Trump.
Al grito de “Sí Se Puede”, centenares de residentes de la capital estadunidense y los estados vecinos de Maryland y Virginia marcharon desde el corazón del barrio latino, en Mount Pleasant, hasta la Casa Blanca en demanda de trato digno y justo para los inmigrantes.
“Sin nosotros los inmigrantes, este país no sería nada. Deberíamos unirnos a esta lucha para que se den cuenta de que nosotros tenemos derechos y debemos hacernos valorar”, dijo el indocumentado Alejandro Santiago, quien llegó a Estados Unidos hace 13 años.
“Ningún ser humano es ilegal”, se leía en una de las pancartas. “Dejen de separar familias”, fue escrito en otra.
Al menos 680 inmigrantes indocumentados han sido detenidos por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) como parte de la nueva política de “operativos focalizados” contra aquellos que hayan cometido cualquier ofensa criminal, enfrenten una orden de deportación o hayan ingresado ilegalmente al país.
Una de las cafeterías del Capitolio fue cerrada debido a la ausencia de sus trabajadores latinos, lo que motivó la solidaridad de la senadora mexicano-estadunidense de Nevada, Katherine Cortez-Masto. “Estoy emocionada por lo que veo”, señaló.
Su colega, el senador demócrata de Illinois, Dick Durbin, coincidió en la importancia de las movilizaciones de los inmigrantes indocumentados en defensa de sus derechos y de un trato justo.
“En este día en que inmigrantes de todo el país no van a trabajar es una demostración de su importancia para nuestra economía. Es un gran paso, pero sólo es un gran paso”, opinó.
La movilización, convocada espontáneamente en redes sociales, incluyó el cierre de algunos de los restaurantes más icónicos del Distrito de Columbia, incluidos Oyamel, Jaleo y Zaytinia, propiedad del chef español de las celebridades, José Andrés.
“En solidaridad con los muchos inmigrantes de nuestro equipo que desean participar en ‘Un día sin inmigrantes’, estaremos cerrados este jueves”, avisaba un pequeño poster en la entrada de Oyamel, uno de los más populares de la capital dedicado a la gastronomía mexicana.
En la acera de enfrente, otro de los restaurantes del chef español, Jaleo, especializado en tapas españolas, también cerró sus puertas. Varios clientes se asomaron por la puerta de vidrio antes de descubrir el aviso de cierre.
“Formamos parte del ADN de América”, declaró José Andrés a la televisión local. “América no puede funcionar sin nosotros», sentenció.
La lista de restaurante cerrados en solidaridad incluyó Himitsu, La Caprice, Maso, Mezcalero, DC Empanadas, El Sol, Clare and Don’s Beach Shack, Hank’s , Peacock Café, Pizzeria Paradiso, Pupatella, Purple Patch, Surfide, Thip Jhao, Toli Moli, Toki Underground, Veloce y Zaytinya.
En los vecinos estados de Virginia y Maryland, uno de los mayores restaurantes latinos suburbanos, Megamart, también cerró sus puertas, al igual que el popular establecimiento de pollo rostizado estilo peruano Sardi’s.
“Nos estamos uniendo al apoyo de un día sin inmigrantes… Esperamos su apoyo”, explicó la gerencia de Megamart en un pequeño aviso.
En coincidencia con al movilización, un grupo de 20 senadores demócratas, apoyado por organizaciones de defensa de inmigrantes, introdujo este jueves al Senado una iniciativa de ley para rescindir la orden ejecutiva de Trump de cumplimiento interno de las leyes migratorias.
La orden del 25 de enero pasado fijó como política del gobierno federal ejecutar las leyes migratorias de Estados Unidos “contra todos los extranjeros sujetos a deportación”, y a hacerlo de manera expedita, además de recortar fondos a las llamadas «ciudades santuario».
En tanto, una iniciativa de ley de los demócratas establece que las órdenes ejecutivas de Trump “sean rescindidas y no tengan efecto legal”.
Aunque cuenta con el patrocinio inicial de 20 senadores demócratas, incluido Bernie Sanders, la legislación enfrenta dificultades para ser aprobada en el Congreso de mayoría republicana. En el Senado, los republicanos retienen 52 escaños contra 48 de los demócratas.