Carlos Ramos Padilla
Estamos putrefactos porque lo hemos permitido, Sabemos dónde está el problema y como sociedad lo hemos tolerado. Estábamos muy cómodos mientras los crímenes y secuestros fueran con otros, mientras mi casa y mi familia no fueran asaltados. Pero hoy la delincuencia nos ha atrapado a todos y todos corremos enormes riesgos y peligros todos los días. Pero las cosas pasan para no pasar nada. Nos preguntamos en un mutimencionado Estado de Derecho, y Tláhuac ya se olvidó? y los niños muertos en el Rebsamen sólo fueron un accidente mientras López Obrador continua levantando la mano a Claudia Sheinbaum como ejemplo en la política?. Hoy nos enteramos que los «zetas» tenían su campo de exterminio en el penal de piedras negras en Coahuila. Sí, ahí llegaban los cuerpos de los enemigos para cumplir con las tareas más reprobables a la vista de los custodios. O también nos informan que a el grito de «voluntariamente a fuerzas» grupos de delincuentes pretenden asaltar al interior del transporte público incluyendo el Metro. O sabemos que los semáforos ya no son sólo un código de entendimiento en la cultura vial, sino representan larguísimos 60 segundos en los cuales los empistolados agreden y asaltan a los conductores. Viajar por carretera es ya un deporte de alto riesgo. Pero nuestros gobernantes y legisladores viven en mundos paralelos, diferentes a los de la sociedad. Aquí los pobres se duelen de un incremento al sueldo mínimo de 8 pesos, ellos los de arriba con extraordinarios salarios que ni siquiera compiten con otros lugares del mundo, aquí se reparten los bonos y lo que dejan los impuestos. Mientras violan y asesinan a un a familia en carreteras de Puebla, los funcionarios debaten en restaurante de lujo a quién van a apoyar en las elecciones para agarrar huesos. En tanto seguimos pagan y carísimo los errores y desfalco en la linea dorada del Metro, Ebrard sigue viviendo de sus rentas y jugando a apoyar los mismo a Morena que a Hillary Clinton. En Ciudad Universitaria los vándalos no dejan de alterar el orden pero nuestros jueces y ministerios públicos dan la espalda a sus obligaciones. Todos nos hablan de transparencia pero no se atreven a nombrar a un fiscal anticorrupción. Quien nos ha metido en gravísimos problemas diplomáticos como Luis Videgaray hoy da espaldarazo a Meade sin pagar los costos del desgate internacional del país. Como nación intentamos defender de la pena de muerte a asesinos y convictos mexicanos en Estados Unidos y aquí eliminan a uno de los nuestros cada cuatro horas. Esos son los dos Méxicos, esa es la gran diferencia de vivir como ciudadano a gozar de los privilegios engañosos del poder. Pero si los hijos de los políticos andan con custodios es que saben que algún día a ellos también les va a tocar. Nada más nos faltó que un extranjero, el Presidente de la República Eslovaca nos viniera a decir que progreso y populismo no se llevan. Ahora veamos si le entendimos