Carlos Ramos Padilla
Con el cierre de la jornada electoral ganamos y mucho los mexicanos. Fuimos un contundente ejemplo de civilidad y democracia, es la verdad. Ganaron finalmente los encuestadores y perdió aquel que pronosticaba una elección cerrada, decían de tercios. Se quedaron solos con su argumento de «segunda vuelta». Qué ganamos? en dónde avanzamos?. En nuestra confianza como sociedad para saber y aprender a decidir. En nuestra participación nutrida a las urnas. En una elección libre. En los resultados. En la transparencia del conteo. En términos generales, en la nula actuación del crimen organizado. En que se está hablando de reconciliación. En que se está planteando una transición tersa. En que empiezan por responder bien los indicadores financieros. En que la Iniciativa Privada promete cooperar. En que el clero pide reconstruir. En que, y esto es muy importante, por vez primera en 18 años, nadie ha impugnado ni acudido al falso argumento del fraude.. Hoy Lopez Obrador pasa de esa extraña autofigura del legitimo al constitucional y deberá cumplir con las altísimas expectativas que ha creado, que él mismo se ha designado. Intenta cambiar a México y empezar prácticamente desde cero. Se tendrá que enfrentar a un mundo diferente, nada estable y si muy exigente y competitivo. Nos demostrará que todo lo mal tendrá que estar bien. Que la educación pública que propone es la mejor, que la economía debe encontrar rumbos más equitativos.,que la política debe erradicar de su ejercicio la corrupción, que la brecha entre ricos, muy ricos y pobres en extremo debe reducirse. El, López Obrador tendrá que encontrar mejores fórmulas de comunicación que «lo que diga su dedito» y todos en suma, cooperar para que el proyecto de nación funcione. Decidimos ir a las urnas, sufragar, hoy tenemos enfrente el diseño de México que escogimos, somos corresponsables y nos quedamos con la más firme ambición de López Obrador, quiere pasar a la historia como un buen presidente. Hagámoslo y quedemos convencidos que no nos equivocamos.