Carlos Ramos Padilla
Ante la insistencia pública y en debate de José Antonio Meade sobre la existencia de departamentos propiedad de López Obrador, el tabasqueño no sólo mintió sino que traicionó la confianza de quienes le creen, aún. Negó la existencia de los bienes pero además reto, «si me los demuestran te los regalo» le replicó a Meade. Hoy que está a la luz la falsedad del presidente de Morena, se niega a entregar los departamentos, que según Meade serán donados a los daminificados por los sismos. «Ni modo ternurita no vas a tener departamento» se burló Andrés Manuel y añadió, «que Meade no se haga guaje, las dos viviendas las heredé a mis hijos». Pero a ver, punto uno, primero las negó; punto dos, las ofreció en regalo; punto tres, nuca dijo que sus hijos estaban involucrados. Mintió y lo hizo con dolo. y aquí, y él lo sabe, lo importante no es saber qué fue lo que hizo con los departamentos, sino cómo los adquirió. Luego López Obrador intentó justificar lo incomodo que estaba en el debate al ser exhibido declarando que reaccionó así por lo que tenían «acatarrado». Y no es la primera ocasión en que su familia está involucrada en sus mentiras. Recordamos cuando usaba a Nico y al Tsuru de escenografia de honestidad y pobreza republicana, pero sus hijos usaban los vehículos oficiales del gobierno, y esto se ventiló cuando uno de ellos se accidentó en una de las camionetas. López Obrador no ha podio explicar porque está rodeado de corruptos cuando él manifiesta que su presidencia sera honesta y dará ejemplo. De Napoleón Gómez Urritia sólo atina a decir que no lo conoce pero que lo hará legislador porque es una víctima. De Ebrard guarda silencio además de Bratlett. Se queda autista cuando le muestran las fotografías de Bejerano y cuando le exponen que él acuso a Romo de ratero. No puede convencer por qué ya perdonó a Salinas de Gortari y se niega a decir con claridad sobre su iniciativa de perdonar a los criminales. El debate lo enredo, lo incomodó, lo exhibió. Está cansado, sabe atacar pero no comprobar su propia actitud. Es contradictorio y hoy por hoy la economía nacional se muestra nerviosa y el peso se esta debilitando por la incertidumbre y odio que ha inyectado en la sociedad. Tan «acatarrado» estaba que salió del recinto, bajo dele stardo, sin mostrar respeto alguno por la audiencia, las contrapartes y los moderadores. Los menosprecio, no tuvo un gesto ni siquiera político de gratitud, pero hoy está nuevamente en las calles para hablar de su amorosa aportación al país, de las raterias de los suyos ni hablar, no son tema, están protegidos por sus candidaturas.