Se comenta solo con…Entra maduro, sale México.


Carlos Ramos Padilla

Con certeza podemos afirmar que México ha actuado de manera diferente en sus relaciones diplomáticas. Es reelecto Nicolás Maduro y nuestro país y gobierno, junto con otras 13 naciones, deciden desconocer el ejercicio electoral, más no democrático del país sureño. Se habla de que hemos roto el compromiso de no intervención en asuntos políticos ajenos pero también de los movimientos de precaución por la inestabilidad geopolítica que está causando la administración bolivariana. Venezuela está en una profunda, profundísima crisis y las repercusiones para la estabilidad de la región está en entredicho. El exagerado presupuesto para la compra de armas, la abierta sociedad con países en donde prevalecen o las dictaduras o el terrorismo o ambos, el manejo a discreción de la producción y precios del petróleo, la expulsión de miles de venezolanos par el hambre, la expropiación de cientos de empresas incluyendo trasnacionales de fuerza económica, en fin, todo esto sumado incluso al tráfico y comercializacion de drogas y financiamiento de células bolivarianas que provocan desestabilización política en otros países, todo esto es lo que el mundo condena de Nicolás Maduro. Desde los tiempos de Hugo Chávez, las reducidas familias en el poder en Venezuela han sacado del país los recursos económicos de la nación bajo el argumento de protegerlos mientras las cuentas aparecen con nombres y firmas de particulares. El envío de espías y activistas para intervenir en movimientos electorales, incluyendo a México, en otras naciones es más que evidente. Las redes de comercialización con el gobierno de Cuba ya rayan en operaciones nocivas que incluyen la compra-venta de armamento y estupefacientes. Por ello nuestro gobierno decidió reducir al máximo las relaciones de todo tipo con Venezuela y no reconoce los resultados para la reelección de Maduro. Para Estados Unidos es una vergonzosa burla a la democracia. La oposición al interior de Venezuela piden repetir los comicios en octubre. En fin,  Maduro es para muchos, cada día más, un ser despreciable en el poder y ejemplo claro del abuso y desfachatez en el eterno y enfermizo acto de perpetuarse como dictador.

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