Se comenta solo con…Cicatriz?


Carlos Ramos Padilla

Durante dos horas y para que la nación los viera, comieron juntos en un restaurante de la Colonia Tabacalera, Osorio Chong y José Antonio Meade, dos personajes estelares en la administración de Enrique Peña. Hoy a estos funcionarios los dividen varias cosas, primero su visión del país, una político/social, el otro pragmático/financiero; su fricción operativa, es decir, Osorio con su estrategia y Videgaray con la suya; y, tres, su ambición por el poder. Ellos son ofrecer declaraciones anotaron un mensaje, es la unidad del PRI, asunto que pocos creyeron por el montaje mediático. Pero en realidad a esa comida se le conoce como la operación «cicatriz», es decir, todos entendemos que hay una evidente fractura al interior del PRI que quieren disimular.

Meade, como se ha dicho tendrá que convencer a los militantes priístas antes que a nadie. Poco nos impresionan ya los abrazos fingidos de los sectores, sus representantes obsoletos de los setentas y más aún sus matracas y aplausos a rabiar. Que es su ritual, pues si, pero no entienden que México ya cambió. Hoy las nuevas generaciones aburridas de los políticos y de sus políticas, cansados de promesas incumplidas y con una creciente violencia y falta de competitividad en el marco internacional, piden respuestas pero sobre todo soluciones.

Exigirán se les hable claro sobre la delincuencia, planes de estudios, aperturas laborales. NO quieren entender, ni explicarse esas manifestaciones callejeras en apoyo al que sea, hoy es Meade, pero pudo ser Narro o De la Madrid u Osorio y las bendiciones, acarreos y calificativos hubieran sido los mismos. Eso ya no muestra ni fuerza ni convencimiento. A los jóvenes les interesa que va a pasar con Peña cuando deje la Presidencia, si Videgaray se va a perpetuar, si López Obrador en su locura volverá a treparse en el zócalo a una pasarela para colocarse bandas presidenciales chafas, si Anaya dejará de ser pugilista, qué de los gobernadores ladrones.

Esos jóvenes que rescataron al país de los escombros de los sismos quieren construir una nación distinta, no con merolícos, sino con estadistas. Quieren enterrar a sus padres por muerte natural no por balas recibidas. No quieren populismos baratos que incrementan el odio y la pobreza. No quieren excesos ni soberbia de los cargos públicos, buscan equidad y tolerancia. Esos jóvenes que suman millones y millones poco les interesa una comida pactada y fingida Es más les vale un comino.

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