Carlos Ramos Padilla
Han pasado tres años en que allá en Guerrero escuché los planteamientos del nuevo gobierno de Hector Astudillo, un funcionario valiente que sabía a plenitud la gravedad en la que se encontraba y recibía a la entidad. No era empezar de cero, se antojaba ir contracorriente, con ese tipo de resaca que solo promete malas noticias. Sin embargo Guerrero ya pinta distinto, para los nacionales y extranjeros y esto no quiere decir que los problemas se estén agotando, pero sí solucionando. Platiqué fuera de reflectores con el recién nombrado gobernador. Me habló con seguridad y conocimiento. Fue directo, preciso pero amable. Hoy a mitad del camino Guerrero habla de periodos vacacionales casi al 100%, crecimiento de inversiones, infraestructuras nuevas, visita récord de cruceros…la conectividad aérea también es de llamar la atención, ya se cuenta con seis nuevos vuelos internacionales y se dio celeridad a la conclusión del libramiento Tlapa que conecta a 19 municipios de la region de la montaña y la ampliación a cuatro carriles en la avenida escénica de Acapulco. Astudillo ha fomentado el debate sobre una necesaria política de drogas y ha manifestado su interés por legalizar la amapola con fines medicinales pero atacando a aquellos clandestinos que ocupan, por pobreza y necesidad, a campesinos e indígenas. La tarea en coordinación con el Ejército Mexicana ha sido visible. Pero las tragedias han dado huella también, el huracán Max pegó durísimo y hubo necesidad de rehabilitar a 62 escuelas y en contraparte, el DIF de Guerrero pasó del lugar 28 al primero en todo el país. Hoy presumen la disminución en un 80% de la a Orta lidiad por diarrea en menores de cinco años con el empuje de la Secretaria de Salud Federal en donde Jose Narró ha jugado un papel sustantivo. Aún falta mucho, con sus riesgos, en el combate al crimen organizado, al narcotràfico, al secuestro, estas actividades que han sacudido al territorio nacional pero que se empeñaron en administraciones pasadas en consolidar su nociva presencia propiciando vandalismo y bloqueo de vías federales. Hector Astudillo es un político sensato, no de alardes y hasta el momento de palabra, no de palabras. Queremos todos que Guerrero y sus bondades, sus riquezas, pronto sean Iman de atención mundial y hay con que.