Se comenta solo con…A golpear instituciones



Carlos Ramos Padilla

De manera progresiva, no paulatina pero si acelerada se ha cumplido aquello de “mandar al diablo a las instituciones. Por diversos factores muchas de éstas han pedido su fuerza, su consistencia y su credibilidad. Les han desgastado la cimentación. Hemos perdido muchísimo terreno. Obama en Estados Unidos, recientemente, declaró que la fuerza de su nación radica en su poder militar, económico pero fundamentalmente en que tienen instituciones fuertes con reglas y disciplina. Aquí ocurre lo contrario, la tarea es desaparecer lo hecho pero lo grave es que no se presentan alternativas. Hasta hace unos días dos instituciones aún prevalecían sólidas y generando estructuras dignas para el país: el Ejército Mexicano y la UNAM. Hoy de acuerdo a gente cercana a amlo, los soldados son unos asesinos y vemos que la Máxima Casa de Estudios está tomada por porros. Mal y de malas. Están acabando con quienes defienden la soberanía y seguridad nacional y con el núcleo más poderoso para otorgar educación y futuro a las nuevas generaciones, y preguntó, después de eso qué, cuàl es la propuesta, dónde està el camino, hacia que punto cardinal nos dirigimos sin estos y otros estandartes que nos dieron forma como cultura. Y esto se debe a una evidente ausencia de autoridad, esa que cumpliendo con sus ordenes constitucionales aplique la ley y deje de ser tolerante con crimínales, usurpadores, arribistas, traidores y delincuentes. Y no se trata de un asunto de derechos humanos o de tolerancia o de equidad o de pluralidad. Es aplicar la ley, es respetar a quienes si contribuyen, es dar lugar a quien instruido y educado sabe que con argumentos se crece. La corrupción, la violencia, la degradación social acabarán cuando llegue a gobernar alguien que esté dispuesto, sobre su reputación, a aplicar los códigos legales que nos rigen. Quienes no aporten, quienes ataquen a la sociedad, aquellos que se atribuyan el derecho de atropellar en todos sentidos al prójimo debe recibir sanciones no permisos ni concesiones. Hartos estamos de recibir abusos, insultos, amenazas. Vivimos con miedo y no generado por nosotros entre nosotros. Los gobiernos corruptos, los merolicos de esquina, los arribistas y reventadores nos han hecho creer que vivir sin instituciones será nuestra mejor opción de crecimiento. Cuidado, dar ese paso nos lleva a la anarquía, al desorden y luego, muy pronto, a la dictadura.

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