Convención política


Jorge L. Velázquez Roa

@JorLuVR

 

El jueves y viernes de la semana pasada se llevó a cabo la 81 Convención Bancaria en Acapulco. El evento tuvo como marco el impulso proteccionista del presidente de Estados Unidos que el miércoles previo amenazó con la imposición de aranceles a la importación de acero y aluminio, y al mismo tiempo, tuvo un marcado acento político -como cada seis años- ya que convocó a los candidatos de los principales partidos políticos de nuestro país, así como a los tres candidatos independientes que tienen posibilidades reales de aparecer en las boletas electorales el próximo 1° de julio.

Como todos los años, el evento reunió a los líderes del sistema financiero mexicano, tanto del sector público como privado, así como a importantes empresarios del país; sin embargo, la pasarela de los candidatos fue sin duda el plato principal de la convención. De hecho, este fue el primer evento importante a nivel nacional en donde todos los candidatos pudieron ser escuchados en igualdad de circunstancias, es decir, bajo un formato similar y ante la misma audiencia. En juego estaba no sólo escuchar la visión que tienen los candidatos de la economía y las determinaciones de política económica que eventualmente pudieran tomar en caso de llegar a la presidencia, sino ver y palpar las reacciones y actitudes de los presidenciables vis-à-vis de una audiencia que, si bien no necesariamente es muy popular entre la gente, sí tiene un peso y juega un papel sumamente importante en la economía del país. En este sentido, quien más expectación generó fue la participación del candidato del partido MORENA; sin embargo, quien a final de cuentas se llevó más aplausos fue el candidato del PRI.

Entre las notas positivas del encuentro -más allá de algunos números positivos del sector bancario y de la promulgación por parte del Presidente de la República de la ley Fintech, la cual regula los servicios financieros que se prestan a través de medios electrónicos como los servicios de fondeo masivo (crowdfunding) y el uso de activos virtuales como las criptomonedas-, destaca el compromiso de los banqueros, en voz de su presidente, de trabajar con quien resulte ganador de los comicios, independientemente de su orientación política. Si bien esta postura por parte del gremio bancario era de esperarse, manda también un claro mensaje institucional que contribuye a que no se incremente el ambiente de crispación y confrontación entre sectores diversos de la sociedad, que por momentos parecería ser el sello de la temporada. No obstante lo anterior, los banqueros pidieron por su parte a quien resulte ganador un manejo prudente de la economía y que prevalezca la estabilidad macroeconómica y el respeto a las instituciones, entre ellas la autonomía del Banco de México. Evidentemente buscan curarse de espantos.

Respecto de lo dicho por los candidatos presidenciales, el común denominador fue la lucha contra corrupción y en menor medida la inseguridad. Con relación a ambos temas destaca que casi todos los candidatos mencionaron la necesidad de fortalecer el Estado de derecho como un aspecto nodal para poder avanzar en la solución de esos problemas. En particular, la propuesta de uno de ellos de abordar el problema de la corrupción desde una óptica institucional y no política merece atención especial. Otro tema en el que de alguna manera coincidieron casi todos los candidatos, salvo por el que lidera las encuestas hoy en día, es el error que representaría el revertir las reformas estructurales. En general, las propuestas para atacar los problemas fueron variadas; sin embargo, no hubo muchas novedades respecto a lo que ya habían señalado en otros foros, así como tampoco muchos detalles al respecto.

Al final, un aspecto que llamó la atención fue que el candidato de MORENA, después de una intervención en la que se mostró afable e incluso condescendiente con su audiencia, dijo que en caso de una elección fraudulenta él ya no estaría para “amarrar el tigre”, haciendo alusión al enojo de la gente que él ya no contendría. Amén de poderse interpretar como una amenaza velada, con ello volvió a sembrar la duda respecto a si, en su caso, reconocería una eventual derrota, y sobre todo si sería él o las instituciones quienes determinen el carácter fraudulento de la elección.

El evento reflejó lo que se ha mencionado anteriormente, en el sentido de que durante el primer semestre de este año la agenda económica de nuestro país estaría dominada por la incertidumbre de la renegociación del TLC y del resultado de la elección presidencial. La primera sigue su curso y, al menos por el momento, no seremos presa del impulso proteccionista de nuestro vecino del norte. Respecto a la elección, la moneda está en el aire, pero al menos se pudo observar y palpar el sentir de los candidatos frente a los líderes del sistema financiero mexicano. Habrá que ver qué tanto de lo que dijeron en la Convención habrá realmente de cumplir quien resulte ganador.

 

 

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