SE COMENTA SOLO CON: ES SU/NUESTRO PROBLEMA


CARLOS RAMOS PADILLA

Lo que haga en su vida personal trasciende por varias razones: es hijo de un expresidente, trabajo en Palacio Nacional sin estar en la nómina, es señalado de vínculos con la mafia “de cuello blanco” y del crimen organizado, ha a abusado de los recursos públicos, se presume empresario y sin embargo se desconoce el comportamiento fiscal de él y sus negocios (Realesco S.A. entre otras), por contradecir los discursos populistas de pobreza y austeridad mostrando lujos y despilfarros y por ser impuesto dentro de Morena y responder con sendos fracasos electorales como el de Durango. Pero más allá, lo que haga, hace o deje de hacer impacta en medida al país. Sus dos recientes escándalos, el viaje (y sus mentiras) a Japón y el “no me digan Andy” lo colocaron muy por debajo del nivel que creía él y su papá que ostentaba.

Hace apenas unas horas Xochitl Gálvez entre otros personajes dan cuanta que le fue cancelada la visa estadounidense lo que lo coloca prácticamente en el cementerio político. Andy es la consecuencia de un proceso caciquil dentro del poder, el gobierno y Morena. Andy y sus hermanos, José Ramón y Gonzalo, y su medio hermano Jesús Ernesto, no han podido acreditar un trabajo sólido, ingresos y dominio de algún tema laboral. No se sabe de qué viven, su condición fiscal y por qué el derroche de recursos (salvo José Ramón que al estallar el escándalo de la mansión en Houston, el entonces presidente -su padre- en tribuna nacional justificó que “era dinero de la señora”.

A Gonzalo se le señala en negocios no claros e irregulares en la participación económica de las obras faraónicas de amlo (AIFA, Dos Bocas y fundamentalmente tren Maya) y a Jesús Ernesto por sus pachangas, bajísimo lenguaje, viajes de lujo, protección oficial y ahora matricularse en España en la Complutense sin ningún mérito y luego de que el Reino Unido le negara a él y a su mamá la nacionalización).  Andy está en serios problemas y lo sabe como también ocupa y preocupa a amlo y a Sheinbaum. Andy ya es incómodo y produce salpullido dentro de los pasillos del gobierno. Se ha convertido por su soberbia en molesto. Y el impacto podría ser superior si es verdad que las autoridades de justicia de Estados Unidos se perfilan para una posible orden de captura.

Pero diríamos que Andy es parte de la punta del iceberg. La familia López completa está en entredicho y la rebanada de desprestigio pega a quien siempre fue incondicional de amlo: Claudia Sheinbaum. Entregar a políticos, empresarios o militares bajo sospecha de cercanía con el crimen organizado a los Estados Unidos es caer en la posibilidad de destapar absolutamente toda la cloaca. Cae un traidor y caerán muchos. Adán Augusto López aún se siente relativamente protegido por la relación histórica de su familia, negocios y notaría con los López. La historia viene desde el padre de Adán Augusto y ello le brinda un generoso apapacho de lealtad del expresidente. No así la suerte de otro personaje como Manuel Bartlett o tantos otros mencionados y todavía hoy “protegidos” pero que Trump, en su cacería, está dispuesto a perseguir. Con el poderío de la Casa Blanca no se juega y un mensaje clarísimo es que el magnate se ha negado a fotografiarse, encontrarse o invitar a Sheinbaum en un hecho inédito en la relación bilateral. Los incondicionales dejaron jugar a la política a Andy y ahí están las consecuencias. Serán también arrasados. El Departamento del Tesoro ya emitió un comunicado detectando a 12 empresas cerca de Puerto Vallarta ligadas al Cartel Jalisco Nueva Generación. Políticos como los Monreal, los Delgado, Nahle, los Tadei, Blanco, los Batres, Rocha, Villareal…no serán entregados como el envío de reos como regalo a Estados Unidos. La señal es que vendrán por ellos. La recompensa millonaria de Nicolás Maduro pasó como mensaje por territorio mexicano, también lo sabe Ebrard. Y la complicidad política desde los salones de Relaciones Exteriores pueden arrinconar a su titular. Trump otorgó 90 días en la aplicación de los aranceles no por dadivoso, sino porque está reforzando con tiempo su estrategia contra los “terroristas” mexicanos. Y no es asunto de soberanías o “más si osaré un extraño enemigo”, es que vienen a limpiar la casa y van, seguro, hasta por los que cínicamente se pasean de compras en establecimientos como Prada.

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