Dreamers … Retos y Oportunidades para México


  • La mayoría de los “dreamers” son de origen mexicano (622,000).
  • Atender la repatriación de los “dreamers” mexicanos representa un reto y una oportunidad.
  • La mayoría de estos jóvenes desconocen el sistema educativo mexicano y su mercado de trabajo.
  • México debe apostar a dar un salto cuantitativo y cualitativo hacia el conocimiento.

La derogación del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) por parte del actual Titular de la Administración de los Estados Unidos de Norteamérica, la cual afecta principalmente a los llamados “dreamers” (estudiantes migrantes que deciden seguir con su preparación académica en Estados Unidos), suma un elemento más de incertidumbre y presión en la relación entre México y el vecino país del norte. Aunque aún falta la aprobación del Congreso, las alertas se han encendido y ya estamos con las manos en la puerta para llevar a cabo una repatriación inteligente, como lo han hecho otros países (i.e. la India, donde gobierno e IP trabajan juntos hacia la inclusión de estos repatriados).

En un contexto de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con la derogación del programa DACA la migración vuelve a surgir como un tema relevante, ya que involucra aspectos como el empleo, la educación, las remesas, los derechos humanos y la seguridad nacional, entre otros. Además, no soslayemos que el tema de desarrollo de la gente, su nivel educativo y, consecuentemente de empleo y salario ha sido la tarea pendiente de nuestro País, hacia con sus propios ciudadanos, principalmente en la intención de la consolidación de la región americana de comercio.

Si bien el tema del endurecimiento de políticas migratorias se había tratado como retórica desde la campaña presidencial del actual mandatario de Estados Unidos, en México no se tomaron las medidas para prevenir estos hechos y actualmente se trabaja a marchas forzadas para generar programas en el que se contemple la repatriación de estos soñadores, la manera en que se puedan integrar al desarrollo económico, educativo y cultural del país. Para los estudiantes se requiere del apoyo de las Universidades inminentemente, para los emprendedores, espacios de trabajo.

El programa DACA surgió en 2012 como iniciativa del entonces presidente Obama para beneficiar a niños y jóvenes no documentados que llegaron a Estados Unidos desde muy pequeños, los cuales ha vivido y estudiado gran parte de su vida en ese país, siendo para muchos de ellos el inglés su lengua nativa y manteniendo pocos o nulos vínculos con sus países de origen.

Los acogidos por el programa DACA obtienen amnistía para ser deportados, además de otorgarles permiso para trabajar y estudiar en territorio estadounidense; por otra parte, obtienen beneficios indirectos como contar con número de seguridad social, aspirar a becas, poder tramitar la licencia de manejo, tarjeta de crédito, entre otros.

De acuerdo con cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, cerca de 800,000 mil jóvenes se han beneficiado de este programa, de los cuales la mayoría (622,000) son de origen mexicano y el resto latinoamericano y asiático; derogar el Programa, implica que volverán al estatus de inmigrantes no documentados.

Sin duda, para Estados Unidos es una gran pérdida de talento, intelecto y mano de obra calificada. Muchos de estos jóvenes apuestan por la innovación, por la tecnología y se sienten parte de la cultura estadounidense; empresas como Facebook, Google, entre otras, se han pronunciado a favor de mantener la presencia de estos estudiantes por su aportación al valor agregado y competitividad que generan este tipo de compañías.

Si bien se desconoce cuántos de esos 622,000 “soñadores” de origen mexicano estén dispuestos a regresar al país o bien cuántos de ellos puedan ser deportados, atender sus demandas de becas, de espacio en universidades y centros de educación, de empleo, de vivienda son todo un reto y también una oportunidad para México.

El papel y las acciones de políticas públicas orientadas a integración y la repatriación de talento de estos connacionales, que en la mayoría de los casos desconocen gran parte del mercado de trabajo y el sistema educativo de su país de origen, es de vital importancia en el futuro del País.

Por una parte, son estudiantes que pueden llegar a elevar el nivel de inglés y competitividad educativa, que pueden aportar innovación al país, pero al mismo tiempo se enfrenta el reto de crear espacios para recibirlos, en un país donde se carece del idioma inglés como base para la impartición de clases, que cada año enfrenta el problema de no contar con suficiente espacio para atender la demanda a nivel superior y medio superior y donde además el 46.87% de la población con estos niveles académicos se encuentra desempleada.

Aun no hay un pronunciamiento o un programa oficial por parte de las autoridades locales al respecto y el paquete presupuestal de 2018 entregado el viernes, no contempla ninguna partida especial para este asunto. Debemos estar preparados para este escenario; los “dreamers” es otra llamada de atención ante la falta de objetivos a largo plazo y objetivos futuros. Más allá de la regularización migratoria, debemos tomarlo como una oportunidad de desarrollo económico y también como un momento para que México apueste a dar un salto cuantitativo y cualitativo hacia su gente y el conocimiento, para que nuestros centros educativos sean semilleros de innovación y valor agregado. Pero eso sólo podemos lograrlo con un esfuerzo conjunto.

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