Lula condenado a más de nueve años de cárcel por corrupción


Río de Janeiro, 12 Jul 2017.- El expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fue condenado hoy a nueve años y seis meses de prisión por corrupción y lavado de dinero, una sentencia que en caso de ser confirmada en segunda instancia, lo dejará fuera de la carrera presidencial en los comicios de 2018.

El juez Sergio Moro, considerado por parte de la sociedad brasileña como un héroe nacional que pretende acabar con la corrupción política por su labor en la Operación Lava Jato, acusó a Lula da Silva de beneficiarse de dinero desviado de la estatal Petrobras por medio de la compra y reforma de un departamento de tres plantas en la estación balnearia de Guaruja, en el litoral de Sao Paulo.

La remodelación habría sido sufragada por la constructora OAS a cambio de ventajas en licitaciones.

Los abogados de Lula (2003-2010) aseguraron en el juicio que no existen documentos que prueben la propiedad del inmueble por parte del expresidente, que él mismo negó, pero ejecutivos de OAS admitieron a la Justicia brasileña que el departamento sí formó parte del pago de sobornos.

“Es evidente que el grupo OAS destinó el inmueble, sin cobrar el precio correspondiente, y absorbió los costos de la reforma, teniendo presente un beneficio destinado al presidente Luiz Inacio Lula da Silva”, dijo Moro en su sentencia de más de 250 páginas.

Se trata de la primera vez que un expresidente brasileño es condenado por corrupción, y esta sentencia es la primera de otras cuatro causas en las que Lula está imputado.

“El condenado recibió ventaja indebida como consecuencia del cargo de presidente de la República, o sea, de mandatario mayor. La responsabilidad de un presidente de la República es enorme y, por consiguiente, también su culpabilidad cuando practica crímenes”, agregó Moro.

Lula da Silva, quien lidera las encuestas para una eventual elección presidencial en 2018, puede recurrir al Tribunal Regional Federal, la segunda instancia, pero si su pena es confirmada quedaría fuera de la carrera electoral.

La ley en Brasil -denominada “Ficha Limpia”- impide que cargos electos ejecutivos sean disputados por condenados en segunda instancia en casos, por ejemplo, de corrupción.

Moro dijo en su sentencia que dos testigos afirmaron que Lula habría actuado para destruir pruebas y obstruir el trabajo de la Justicia, pero decidió no pedir el ingreso en prisión del expresidente por razones políticas.

“Considerando que la prisión cautelar de un expresidente de la República no deja de envolver ciertos traumas, la prudencia recomienda que se aguarde el juicio en la corte de apelación antes de extraer las consecuencias propias de la condena. Así, el expresidente podrá presentar su apelación en libertad”, señala el texto.

El ex líder sindical, que se mantiene como uno de los más populares de Brasil por sus políticas de reducción de la pobreza y redistribución de renta en un país con enormes diferencia sociales, niega desde hace meses todas las acusaciones y asegura que es objeto de una persecución judicial infundada para impedirle presentarse a las elecciones presidenciales de 2018.

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, fue una de las primeras aliadas de Lula en comentar la decisión judicial, de gran impacto político en un país azotado por la crisis desde hace más de dos años.

“Sergio Moro prestó cuentas a los medios de comunicación y a la opinión pública que formó contra Lula. ¡Condenó sin pruebas! Vergonzoso”, dijo la líder del PT, que perdió el poder tras 13 años ininterrumpidos al frente de Brasil tras el juicio político a Dilma Rousseff en 2016.

NTX//HA/JGN/
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