TEMAS CENTRALES: Morena y la encuesta abierta, pero poquito


Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

A dos años del triunfo electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el partido, que él llevó al poder, no tiene nada de que presumir. Al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), le quedó grande el status de partido en el poder y naufraga en el escenario político nacional sin rumbo ni liderazgo. El coctel de corrientes que lo conforman, hace difícil lograr una identidad, complica la definición de su ideología y obstaculiza el sentido de unidad.

Y es que esta organización, creada con propósitos electorales, cumplió como movimiento político, sumando grupos, personajes y hasta tribus de lo más diverso en ideología, intereses y principios, todos en torno a una candidatura. Circunstancia no determinante en el excitante contexto de la competencia electoral, de intenso bombardeo informativo, de gran movilización, de confrontación de estrategias y técnicas proselitistas, en donde el fondo cede ante las formas.

Pero resulta que el objetivo se logró exitosamente y, Morena, alcanzó el poder político, a sólo cuatro años de haber obtenido su registro como partido (9 de julio de 2014) por parte del Instituto Nacional Electoral. Un triunfo que habría que atribuírsele a su fundador, pues, en su corta vida, durante el proceso electoral de 2018, Morena carecía de presencia, posicionamiento y fortaleza política a nivel nacional, algo que, aun, le sigue debiendo a la 4T.

Instalado el nuevo gobierno, este partido mostró su inmadurez e inconsistencia en la primera renovación formal de su dirigencia, ya como partido oficial. Prueba de fuego, que puso en evidencia los problemas de su diversidad interna. Intereses particulares y objetivos personales y de grupo surgieron como obstáculos infranqueables para llevar a cabo el proceso democrático de la elección interna de la nueva dirigencia, que debió concretarse el 20 de noviembre del año pasado, y que, hasta la fecha, más por razones internas que externas, .no han logrado realizar.

Casi un año después de que se publicara la primera convocatoria para la renovación de su dirigencia, en agosto de 2019, y tras varias intervenciones de la autoridad electoral para resolver conflictos internos derivados de la pugna por el poder y control del partido, las cosas no están del todo claras.  La proximidad del proceso electoral de 2021, vuelve a calentar los ánimos al interior de Morena, en donde las heridas no han cicatrizado y, en contra, siguen denuncias y acusaciones que dan cuenta de la disparidad de intereses en juego.

El colmo. El tema que dividió opiniones y que trabó el proceso de la elección interna para el cambio de dirigencia, sigue tan vigente y empantanado, como hace un año. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) emplazó, una vez más, a Morena a realizar el cambio de dirigentes, antes de que inicie el período electoral de 2021. Esto es, a más tardar el próximo 31 de agosto. La resolución del Tribunal ordena que: “La renovación de la presidencia y de la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional, deberá ser únicamente a través del método de encuesta abierta…”  Y aquí es donde vuelven las dificultades, porque la actual dirigencia no está de acuerdo en aplicar el método ordenado por la autoridad. Bueno, sí, pero de manera moderada, con apertura “light”.

El método y el padrón de militantes, fueron los temas del desacuerdo que, originalmente, frenó el proceso en 2019. Ahora, la historia se repite, porque a pesar de la claridad de la sentencia del Tribunal, los dirigentes morenistas se pierden en interpretaciones para darle la vuelta al ordenamiento de la autoridad, buscando aplicar una encuesta entre la militancia, cuando el problema de fondo es la inexistencia de un padrón confiable. Una circunstancia, conveniente para quienes tienen el  control de la estructura del partido, pero desfavorable para los que su posicionamiento político es mejor afuera que dentro del movimiento.

Alfonso Ramírez Cuéllar, el presidente interino de Morena, ha declarado que cumplirá con la sentencia de la autoridad, solo qué en una muy singular interpretación, aplicando la encuesta abierta, pero sin abrirla a la sociedad, porque “en el pueblo en general están también los priistas y los panistas y los conservadores. Ellos no tienen porque meterse en la vida interna de nuestro partido”, señaló a manera de justificación. Esto es una encuesta a la militancia, pero disfrazada. A ver si se la acepta el Tribunal Electoral.

Total, que entre dimes y diretes, Morena no madura y sus personajes siguen enfrascado en sus luchas internas por el poder, que pintan para recrudecerse conforme se acerquen los tiempos del próximo proceso electoral, porque de lo que se trata es de ganar posiciones, fuerza política y proyección, para lo que venga. Lo demás, poco les importa.

Julio 9 de 2020

 

 

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