TEMAS CENTRALES: El TUCOP del 2018


Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

Menudo calambre le metió la presidenta del PRD, Alejandra Barrales, a varios de los dirigentes de las tribus que conforman su partido, con el inesperado anuncio para la formación de un frente amplio opositor al PRI, en alianza con el PAN, rumbo a las elecciones de 2018.

Y es que, la conferencia de prensa a la que originalmente había convocado, conjuntamente, con el dirigente panista, Ricardo Anaya, para denunciar anomalías en el proceso electoral de Nayarit, en donde ambos partidos participan en alianza, dio un giro de 180 grados para dar la nota del día con una idea que flota en el ambiente político electoral, desde hace un buen rato: una alianza de Todos Unidos Contra el PRI (¿TUCOP?).

Como en política no existen casualidades, es de suponer que ambos dirigentes no improvisaron el tema y que, seguramente, habrían calculado el impacto que podría tener semejante anuncio, en un escenario político en el que la sucesión presidencial está en la agenda diaria de propios y extraños y que distrajo la atención, momentáneamente, de los procesos electorales del próximo 4 de junio.

Quizás por la proximidad del término de su mandato al frente del Sol Azteca (el 6 de agosto), Alejandra Barrales arriesgó un anuncio que, si bien, en Acción Nacional no causó mayor alharaca, al menos en un principio, hacia el interior del PRD era de esperar una reacción contraria, dadas las características de los personajes que encabezan sus tribus, algunos de los cuales ya habían pedido, con anterioridad, la cabeza de su lideresa para anticipar su sustitución, pues suponen, y no sin razón, que doña Alejandra llegó a la presidencia del Sol Azteca, para operar a favor de la candidatura presidencial del Jefe de Gobierno, Miguel Mancera.

Para el PAN, una alianza con el PRD no es preocupante. Ya han ido coaligados en varias jornadas electorales y, cuando han resultado exitosas, al blanquiazul le ha tocado comerse, prácticamente, todo el pastel. Además de que, en la mayoría de las alianzas, sino es que en todas, el candidato ha sido el seleccionado por el PAN. Con esos antecedentes, no faltaron los comentarios a favor del frente de parte de alguno que otro notable panista. Y, precisamente por esto, es que al interior del PRD le inquietan esas alianzas, en las que, a la fecha, no han encontrado sus beneficios, porque su posicionamiento político no sólo no ha mejorado, sino que es indudable que va a la baja, a pesar de los triunfos electorales logrados con sus socios. Además de la incompatibilidad ideológica y la confusión que causan estas coaliciones entre la militancia perredista.

Este tema, en el Sol Azteca es muy sensible, y era de esperar que le llovieran los reclamos a la senadora Barrales que tuvo que aclarar que el anuncio no había tenido como objetivo pre configurar ningún tipo de alianza anticipada para el 2018, además de reconocer que cualquier alianza con el PAN tendría que ser decidida por los órganos de dirección de su partido. Pero la rectificación no perdona la falta de la senadora, ante los ojos de quienes se sienten dueños del partido y la quieren lejos de su dirigencia a la brevedad.

El anuncio del frente tampoco cayó bien en Morena, pues aunque la dirigente perredista señaló, expresamente, que en ese frente también cabe Morena, el planteamiento no es música para los oídos de su fundador y líder, Andrés Manuel López Obrador, cuando explica que quienes quieran incorporarse tienen que hacerlo en calidad de participantes, porque no hay candidatos anticipados ni posibilidad de vetos. Y esto para el tabasqueño constituye un misil en contra de su añejo anhelo político, así que, por lo pronto, el proyectado frente podrá ir descartando a Morena de sus filas. Lo que hace suponer, a algunos mal pensados, que este frente, en realidad, tiene doble dedicatoria.

La idea de una sociedad electoral PAN-PRD no es nueva. Recién finalizados los comicios de 2016, ambos partidos manifestaron interés en participar en alianza en 2018, ante una realidad política que muestra que ningún partido podrá alcanzar el triunfo sin alianzas. El fastidio y la falta de credibilidad de la ciudadanía respecto de la política en general y de los partidos en particular, han modificado las preferencias electorales, por lo que cada vez los candidatos y sus organizaciones reciben menos votos.

El frente amplio opositor tendrá que resolver varios temas que no resultan de tan fácil consenso como el de simplemente sacar al PRI de Los Pinos o evitar la llegada del “mesías tropical”. El gran reto es la selección de un candidato a la altura de un proyecto que cambie el rumbo del país, en el que bienestar social de la población, el fortalecimiento económico del país y los intereses de la Nación, prevalezcan como objetivos prioritarios.

Aspirantes sobran. En el PAN, hay cinco auto destapados. En el PRD, por lo menos dos, más los independientes conocidos y los que se vayan sumando, alentados por la novedad del frente. Y, en esta fase, en la del acuerdo para elegir al candidato, el frente puede encontrar su Waterloo, porque no será fácil convencer, a quienes ya están en la carrera, a renunciar a su proyecto y más complicado aún resultará lograr el consenso sobre quien deba ser el personaje que encabece este proyecto, que bien podría no estar entre los que ahora se mencionan.

 

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