Se comenta solo con…Grito dos


Carlos Ramos Padilla

Comenté ayer las variaciones ostensibles en la ceremonia protocolaria del Grito de Independencia. Pero a horas de ello me cambio radicalmente mi aceptación al evento, a la forma en que fue tratado el evento. Hoy me parece un mal uso de confianza y un engaño monumental. A través de la transmisión oficial se nos hizo creer que no había invitados en los salones de Palacio Nacional, que había austeridad, que las formas y el fondo habían cambiado, que no habría convivio posterior al grito, pero el embajador de Estados Unidos nos entregó los testimonios que nos muestran lo que ahí ocurrió. En las imágenes de televisión se observó a un solitario Presidente acompañado sólo por su esposa y la escolta con la bandera nacional para asomarse al balcón central de Palacio Nacional. Evitaron, con todo dolo, mostrar que junto a la pared donde se encuentran los balcones, estaban los invitados, igualitito que lo que se ha iba criticando de administraciones anteriores y que no ocurriría. Abajo en el patio los invitados, el glamour, las esposas y parejas, el convivio. Afuera el pueblo, adentro los fifis, si esos que también han sido reprobados por el Ejecutivo en sus mañaneras. No se dejó a un lado el lujo en el vestuario pero se trató de que no se exhibiera en los medios de comunicación. Incluso el expresidente Fox, en redes sociales, asumió que Palacio Nacional había sido para un solito personaje, el Presidente. Pues también cayó en el engaño. AMLO no estaba solito. El propio Diego Fernández de Cevallos aseguró en un noticiario de televisión que había presenciado “el mejor Grito” y aplaudió que no hubiese invitados especiales ni besamanos. Palabras más, palabras menos, confío al público que él mismo había acudido a varias ceremonias del Grito y que “nada tenía que hacer ahí” . Pues el Jefe Diego también cayó en el engaño y ya se enteró lo que realmente sucedió. Es lamentable el comportamiento de quien ordenó que la imágenes oficiales fueran “truqueadas” para hacer creer a los asistentes al zócalo que ellos eran los únicos y los importantes. No hambre, adentro estaba la crema y nata aunque los incondicionales a AMLO hoy hasta defiendan que ahí estuviera Manuel Bartlett. Sus argumentos se agotaron y hoy critican y descalifican a quien hace público su presencia. Ya se les olvidó los calificativos que le atribuyeron al poblano acusándolo de tirar el sistema electoral e incluso de haber participado en dos crímenes, el de Carlos Loret de Mola (exgobernador de Yucatán) y Manuel Buendía (periodista), vamos aplaudían que se filtrara el asunto de la Casa Blanca de Angelica Rivera, y hoy les vale los señalamientos de enriquecimiento inexplicable de Bartlett. Que contradicción, un invitado extranjero, y estadounidense, nos hace notar al resto de los mexicanos, el engaño del que fuimos sujetos este 15 de septiembre.

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