ALFA OMEGA: La Riqueza Histórica y los Atractivos Turísticos de la Región Maya


Jorge Herrera Valenzuela

Domingo completo: tamales y atole por la mañana y en la tarde el Superbol guacamolero

Desde el siglo pasado este reportero diarista y hoy columnista de tópicos nacionales, en diversas publicaciones ha escrito que México, nuestra grandiosa República Mexicana, tiene en cada una de sus 32 entidades un capital histórico que data de siglos, una gastronomía riquísima y abundante, envidiables climas todo el año, paisajes escénicos, puertos con soleadas playas, zonas arqueológicas y un sinfín de atractivos, pero falta la decisión, en los tres niveles de gobierno, para atraer a millones de turistas incluyendo a los nacionales. Hay que hacer crecer la industria turística.

Como acostumbramos decir, de Costa a Costa y de Frontera a Frontera, México ofrece a los visitantes una amplia gama de paseos en cada uno de los 31 Estados y en la Ciudad de México. Tenemos museos en cada una de las principales ciudades del país, contamos con extraodinarios acuarios, parques zoológicos, teatros, edificios coloniales, legendarios conventos de las diferentes órdenes eclesiásticas, sinagogas, Ciudades Universitarias, así como los acogedores Pueblos Mágicos.

El actual titular de la Secretaria de Turismo, Miguel Torruco Marqués, es un personaje reconocido mundialmente en la industria turística y no dudo que él pudiera concertar los mejores programas para incrementar las visitas de los europeos, los asiáticos, los africanos y los mismos latinoamericanos. Coordinados el gobierno federal con los estatales y municipales, el turismo complementaría los ingresos de miles de millones de pesos a las arcas nacionales, hoy dependientes del petróleo y de los envíos de nuestros indocumentados que laboran en territorio norteamericano.

CELESTÚN, REFUGIO DE LOS FLAMINGOS

En esta ocasión el comentario está enfocado hacia uno de los rincones mexicanos con historia prehispánica, la región donde floreció la cultura maya, el lugar donde una civilización nos heredó el cero y al expandirse en la Península de Yucatán construyeron ciudades caracterizadas por el cúmulo de pirámides, de adoratorios y de leyendas.  Por ello lo referiré aspectos de lo que vi en mi recorrido por tres lugares que encierran todo tipo de atractivos.

Para empezar les comento que a 95 kilómetros de Mérida se encuentra Celestún, a donde todos los años, de diciembre a marzo, llegan los flamingos procedentes de Canadá y se estacionan en la Biosfera Ría Celestún. Desde 1979 es un refugio faunístico y ahí se puede admirar al flamenco o flamingo rosado, único en el mundo por el color que adquieren debido a la alta concentración de caroteno y minerales del agua. Durante el día se concentran en una orilla del río Celestún y duermen, por ello los lancheros le dicen al visitante “los llevo al dormitorio de los flamingos”.

Dos detalles del breviario cultual. Celestún es una palabra derivada de los vocablos mayas “celes”, espanto y “tún”, piedra. Espanto de Piedra. Nosotros decimos flamingo y nos aclararon que dicha palabra corresponde al inglés y la Real Academia Española indica que en español es flamenco.

La siguiente parada será, luego de navegar unos minutos, en impresionantes manglares, donde la lancha va a baja velocidad y se admiran escenarios dignos de las películas de terror. El guía explica que en ese pedazo de selva abundan animales salvajes y deben tomarse las precauciones necesarias. Hay un ojo de agua cristalina y dulce que habrá de mezclarse con la salada que proviene del Golfo de México y que en los primeros meses del año, cuenta el lanchero, en el río Celestún hay agua cristalina, otra parte es de aguas verdes y una tercera de color rojo. También hay que visitar los manantiales Baldiosera y Cambay, donde los turistas pueden hacer una parada para nadar o bucear. No pueden faltar los cenotes y en temporadas hay pelícanos blancos y café.

LA GRANDIOSA CIUDAD DE CHICHEN ITZÁ

Desde hace 13 años orgullosamente los mexicanos contamos con una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo: la ciudad maya de Chichen Itzá, la zona arqueológica que anualmente recibe miles de  visitantes procedentes de los cinco continentes, así como destaca la presencia de los jóvenes mexicanos. La majestuosa Pirámide de Kukulkán, el día 21 de marzo, es el punto de reunión de millares de personas para presenciar el descenso de la Serpiente Emplumada y lo mismo ocurre el 21 de septiembre. Son las fechas de los equinoccios de Primavera y de Otoño. Ahí se concentra una muestra general de la cultura maya en la arquitectura, la astronomía, la astrología, la agricultura, las matemáticas, la geometría y la religión.

Manuel Cortés Pech –guía que se recomienda por si solo–  nos dio una documentada explicación de esta ciudad maya, propiamente un centro ceremonial de 6.5 kilómetros cuadrados de vestigios arqueológicos donde encontramos el campo del Juego de Pelota, que no era solo practicar un deporte sino una ceremonia religiosa, según algunos investigadores. Visitamos templos, el Palacio de los Guerreros, los restos de las mil columnas del que se cree era el mercado, luego encaminamos los pasos hacia el osario, más adelante la casa de los monjes y el observatorio.

Los toltecas llegaron a tierras mayas en el siglo X e influyeron en cierta forma en la vida de los inventores del cero y quedaron representados en los grabados que se encuentran alrededor de la entrada en la parte superior de la pirámide principal, también conocida como El Castillo. Antes de terminar la visita de cuatro horas, insistí en que los mayas no fueron guerreros, no hay registro de enfrentamiento contra otras culturas e inclusive contuvieron a los aztecas que pretendieron llegar hasta el territorio peninsular. Por las noches en el Castillo, la pirámide principal, hay funciones de Luz y Sonido, espectáculo calificado como una “experiencia mágica e inolvidable”, según la Revista Explore Yucatán.

El punto negativo es que por instrucciones del gobierno estatal se decretó un impuesto sobre el precio normal de acceso a la zona arqueológica, sin que las autoridades federales lo impidan. Un turista extranjero debe pagar 481 pesos y el nacional, 202 pesos, siendo la cuota de 75 pesos, la establecida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia; estudiantes y Adultos Mayores (mexicanos) exentos de pago. Por eso los letreros en mantas colocadas en las calles de Mérida: “¡No Más Impuestos!”.

IZAMAL Y JUAN PABLO II

Visitar “La Ciudad Amarilla”, también conocida como “La Ciudad de las Tres Culturas” o “La Ciudad de los Cerros” es algo especial por el historial que data de la llegada en el Siglo XVI de los franciscanos evangelizadores y la sangrienta acción del primer inquisidor, en esas tierras yucatecas, Fray Diego de Landa. Me refiero a la acogedora villa, pueblo mágico y hoy ciudad de Izamal, asiento de haciendas henequeneras y ahora una de ellas es refugio de quienes buscan meditar, practicar yoga o simplemente relajarse, descansar, desestrezarse, como la Hacienda San Antonio Chalante o Shambenatwe

La primera denominación obedece a que las fachadas de todas las casas son de color “amarillo vaticano” porque hace 26 años el Papa Juan Pablo II celebró, en Izamal, la reunión dedicada a los indígenas y la llamó Reunión de las Etnias de América. Pero, hay otra versión. Izamal es productor de maíz y la espiga de éste es dorada, por ello el color amarillo. En este pueblo mágico predominan las construcciones prehispánicas, 52 pirámides (entre ellas las más grandes son conocidas con los nombres mayas de Kinich Kakmó, Itzamatul y Hun Pik Tok), de ahí lo de Ciudad los Cerros.

En la mencionada hacienda nos encontramos con un gran amigo, el veracruzano Yamil Apud Chávez, administrador del lugar, nos contó que en ese punto durante dos siglos, 1500-1700, vivieron los frailes franciscanos que evangelizaron a la población maya y por cierto, el obispo Fray Diego de Landa en su papel de inquisidor acabó con la vida de unos siete mil nativos, unos en la hoguera, otros azotados y algunos más torturados. Por eso la presencia del Sumo Pontífice que oró y pidió perdón a Izamal por ese suceso.

Bueno, Yamil es un multifacético emprendedor de todo y excelente guía de turistas, nos platicó que para entrar a la hacienda teníamos que elegir uno de los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra y hacer el recorrido en un laberinto señalado por bardas de piedra caliza en una extensión de poco más de 700 metros. ¿Por qué?, pregunté y la respuesta simple, “para que te identifiques con la naturaleza”. Ese es el primer paso para conocernos a nosotros mismos y que la vida es corta y hay que disfrutarla. “Que un sueño no te quite las ganas de dormir”, palabras de Yamil, de despedida.

P.D. En la fila de una taquilla de la Plaza México escuché una plática entre dos personas, hablaban, para ser escuchados por los demás. Uno fu contundente. “¡Vaya que descaro de ese tal Moreira (Humberto), símbolo de la corrupción y de la impunidad que reclama por “daño moral” a un periodista que escribió la verdad!”. Sí, indignante que un PRIista  ligado con el narcotráfico y protegido de la profesora Elba Esther Gordillo para ser gobernador, demande a un periodista…Comento que además de aberrante, en este 2020 estamos peor que cuando en el siglo 19 se aplicó la “Ley Lares”, una de las más rudas y amordazantes Leyes de Imprenta, redactada por el abogado hidrocálido Teodosio Lares en tiempos de López Santana; Lares después colaboró con el imperio de Maximiliano. Veremos que resuelven los ministros de la Suprema Corte de Justicia, al haber atraído el caso de Sergio Aguayo Quezada, a quien quieren obligar le pague diez millones de pesos al “honesto, casto y puro” coahuilense que fue salvado de la prisión en España, por la intermediación del entonces presidente Enrique Peña Nieto…Saludos al joven chiapaneco José Alfredo Lastra Cervera.

jherrerav@live.com.mx

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